Boletín de Prensa

El motivo de la separación de Naica del sindicato nacional de mineros, se debió a que: en las negociaciones que se estaban llevando a cabo en la cd. de México D.F. con motivo de la revisión contractual de esta sección, todos los integrantes de la comisión vimos con tristeza y desilusión en lo que se estaba convirtiendo el comité nacional manejado por personas que descaradamente buscan el beneficio personal pasando por alto, la misión elemental de todos aquellos que hemos sido elegidos para defender por sobretodos las cosas, los intereses y los derechos de nuestros compañeros, por nombrar: Juan Luís Zúñiga, Sergio Beltrán, Javier Zúñiga, José Barajas, etc.

Tomamos la decisión concientemente y cansados de haber agotado todos los argumentos aún ante el Lic. Gómez Urrutia, de que comprendieran la situación de Naica, con la crisis que tenemos encima, con el desempleo que existe, con la baja de los metales, mandarnos a huelga, ellos lo sabían era mandarnos al cierre, dejar a 500 familias sin sustento, convertir a nuestro querido Naica en un pueblo muerto, lo sabían y no les importo, burlonamente hablaban del cierre ante nosotros, manejando que íbamos a morir de pie y de frente, y fue cuando nos cuestionamos muchas cosas, ¿Valía la pena arrastrar a nuestros compañeros, a sus familias en una decisión tonta de apoyar a quienes no nos apoyan, a quienes nos están utilizando para sus oscuros intereses, con qué cara nos íbamos a presentar ante nuestra gente, para decirles que los íbamos a dejar sin empleo, en medio de una crisis, porque no supimos defender su sentir, su decisión de no irnos a huelga?

Naica siempre estuvo al frente, siempre Naica, en paros, en ayudas, en reuniones, a donde se nos requería estábamos incondicionales, ayudando ¿Para qué? Solo para darnos cuenta que al final de todo no importábamos, que el sindicato nacional que no era lo que fue, que otros intereses lo mueven y que todavía quedamos gente, que creemos en el sindicalismo puro: el que busca defender con todo, los derechos de la clase más desprotegida: la obrera. La lucha es de nosotros, que tenemos en las manos las señas de nuestro rudo trabajo, los que sabemos de las necesidades de todos y cada uno de nuestros compañeros, es por eso que decidimos, darnos a valer, demostrar que somos seres pensantes, no monigotes, a los que pueden mover a su antojo, sin convencimiento, afortunadamente nosotros pudimos tomar la decisión y salvar nuestra fuente de trabajo y el sustento de nuestras familias, otros quizás no tuvieron las agallas, y otros más tendrán que esperar a que los pongan al límite, entre la espada y la pared para decidirse.