Hace 10 años, la población vivía de la minería hasta que la empresa cerró. La mina se mantuvo así hasta que Peñoles construyó una planta de zinc, con una inversión de aproximadamente 230 millones de dólares, que comenzó a operar en el 2013.
La familia Acosta es dueña del restaurante "Lauris", en Velardeña, desde hace 18 años. Al principio, era un negocio dedicado a la venta de hamburguesas y gorditas, pero de 300 que hacían el fin de semana, se redujo a 20. Ante este panorama, los Acosta estaban decididos a dejar la comunidad, por lo que ya alistaban sus maletas para dirigirse a Gómez Palacio, pero entonces se reactivó la mina y, de atender un promedio de 30 a 40 personas al día, con la llegada de la nueva planta se elevó a 200.
"Ya era un pueblo fantasma", dice Juan Gerardo Acosta, "mucha gente se fue, aquí llegaron los exploradores de Peñoles y fue cuando empezó a cambiar todo, la economía cambió mucho".
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