Napoleón Gómez Urrutia encarna muchas de las perversiones del viejo sistema político. Heredó ilegalmente el sindicato minero de su padre, tomó control de un fideicomiso que debió beneficiar a los mineros y ha impulsado huelgas ilegales costosísimas para las empresas mineras y para el país sin más propósito que atacar a sus enemigos. Por eso preocupa que hoy sea candidato al Senado por Morena.
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