Es muy fácil señalar con la boca llena de ignorancia, que la minería es un foco de contaminación acompañado de enfermedades. Este ha sido el ataque que ha recibido un sector que da al país más de 2 millones de empleos directos e indirectos.

La desacreditación de esta actividad se intensificó hace poco más de un año, y por cierto, tiene nombre y apellido: Napoleón Gómez Urrutia. Y comenzó precisamente cuando este personaje regresó a México tras huir a Canadá y dejar en el desamparo a las familias de los 65 mineros fallecidos en la mina Pasta de Conchos.

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