Ante la falta de simpatizantes, de seguidores y de afiliados, Napito está montando un nuevo teatrito; en un acto desesperado está tratando de robar (cosa que no es novedad, basta recordar la historia de los 55 millones de dólares) a los trabajadores, es decir, sus colaboradores más cercanos están acudiendo a las minas donde operan distintos sindicatos para amedrentar y engañar a los sindicalizados respecto de su reparto de utilidades.

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