Un duro golpe fue el que recibió Napoleón Gómez Urrutia, y vino directito de los mineros de Caborca, en Sonora, y de las autoridades, quienes le impidieron seguir secuestrando la mina La Herradura. Por varios días, más de 2 mil 800 familias mostraron su rechazo a la intromisión de Napillo, quien le ordenó a un pequeño grupo de personas bloquear las entradas a este centro laboral para impedir que los mineros entraran a realizar sus actividades.

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