Hace un año se terminó de implementar la reforma laboral en todo el país y nadie más que los trabajadores que vivimos a diario sus efectos podemos hacer un balance real.

La reforma laboral prometió un sistema que garantizaría la libertad y democracia sindical, pero ni una, ni otra, nos quedan debiendo y mucho. El cambio trajo consigo un libertinaje desmedido por parte de algunos jueces que no se cansan de interferir en el derecho de los trabajadores de tener una libre asociación.

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