El primer año no funcionó, el segundo tampoco cumplió con las mínimas expectativas y ya para el tercero es un verdadero desastre, esa es la realidad del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral y los Tribunales Laborales.
Desaparecieron las Juntas de Conciliación y Arbitraje por lentas, poco productivas y corruptas; sin embargo, el llamado “nuevo sistema de justicia laboral” es exactamente lo mismo, sólo que hay que sumarle la pérdida de los derechos laborales, una clara intervención a la libertad sindical y un alto costo económico.
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