Ya son 22 años de víctima y contando. Es como el cobarde de Napoleón Gómez Urrutia se vende con los mineros, gobiernos y asociaciones internacionales; quienes han comprado la historia de un multimillonario que ante sus ojos resulta ser siempre el afectado en una huelga, en un robo e incluso en un accidente fatal. Él, Napillo, sea la circunstancia que sea siempre es y será la víctima.

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