¿Quién pompó? Diría el presidente López Obrador. Y esa es la pregunta que no ha podido responder Napoleón Gómez Urrutia en 20 años, frente a la gran cantidad de bienes, autos, empresas y excentricidades que, curiosamente adquirió él y su familia tras quedarse con mil millones de pesos propiedad de los mineros de Cananea y tras la falta de transparencia en el manejo de las cuentas del Sindicato Minero.

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