La reciente incorporación de más de un millón de empleos supuestamente formales a las estadísticas del Gobierno federal no fue otra cosa que legitimar la precarización laboral. De la noche a la mañana, choferes y repartidores de plataformas digitales fueron sumados a la “formalidad”, pero sin acceso a una seguridad clara y social real.
A la vista de todos, se trata de empleos formales fake: se cuentan como formales aunque en muchos casos sólo ofrezcan un seguro básico de vida o de accidentes. Son trabajos temporales, inestables y con beneficios mínimos. Una más de las decisiones impulsadas por legisladores de Morena en contra no solo de las y los trabajadores, sino de la población en general.
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