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Hay temas en los que no podemos ser omisos, ya que, de lo contrario seriamos una sociedad cómplice de un sistema injusto que, sin remordimiento alguno, anula las garantías individuales, los derechos y la dignidad de una pequeña de 5 años, con tal de defender a un pederasta, a Rubén Ibarra Reyes, hasta hace unas horas, penosamente el rector de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

Indignante lo que está sucediendo en Zacatecas, donde, frente a los ojos de todos, el sistema judicial y el Estado prefieren defender a un influyente pederasta confeso en lugar de proteger y hacer justicia a una víctima de apenas cinco años, una niña que de tener familia pareciera que está sola.

Lo insultante no es el abuso, es la impunidad. Es ver toda la fuerza del Estado usada para proteger a un agresor, no a la víctima. Es constatar que la ley se dobla ante el influyentísimo y la corrupción, permitiendo que un hombre que admitió su crimen evite pisar la cárcel, amparado por arreglos judiciales y económicos inaceptables.

¿Qué tipo de autoridades tenemos cuándo bajo la complicidad de un supuesto "Acuerdo Reparatorio", entre los abogados del pederasta, la Fiscalía General del Estado y el padre de la menor -donde hubo de por medio tres millones de pesos- decidieron pisar la integridad de la pequeña y cambiar el delito de violación equiparada por abuso sexual agravado, para que el violador tuviera una pena menor y esta la llevara en libertad?¿En qué clase de sociedad vivimos, cuando el ultraje a una niña puede resolverse con un cheque de tres millones de pesos?¿Quién decidió que su dignidad, su presente y su futuro podían ser objeto de una transacción? La niña no es una moneda de cambio. No hay suma en este mundo que repare el daño que le fue hecho ni que justifique dejar en libertad a su agresor.

Si de dinero se trata lo mineros estamos dispuestos a hacer una colecta para que esa familia no tenga que vender la justicia de su hija. Lo que queremos es claro, que se aplique la ley como debe ser. Que ese pederasta confeso esté tras las rejas y que la niña no sea sujeta de esquemas equiparables a la prostitución.

Me duele como zacatecano que esto este sucediendo en nuestro estado, que Rubén Ibarra Reyes mueva todas sus influencias para que la que tenga que cargar toda su vida con una gran pena sea la niña, y no él.

La autoridad está para implementar la ley no para negociar con ella. Si dejamos pasar este tipo de casos sin protestar sin tener la mínima empatía ni respeto a la integridad de una menor entonces aceptemos que como país, hemos perdido y que estaremos en manos de un sistema movido exclusivamente por corruptos, influyentes e impunes. Hoy no se trata solo de exigir justicia para una niña se trata de defender el alma misma de nuestra sociedad. Porque si permitimos que se normalice el abuso, la corrupción y el silencio entonces estamos condenando a más niñas, a más niños, a más víctimas, a enfrentar solas el peso de un sistema podrido.

A quienes aún conservamos dignidad y conciencia no bajemos la voz. No permitamos que la impunidad se imponga sobre la inocencia y la indefensión.

Carlos Pavón Campos

Srio. Gral. Sindicato Nacional Minero Metálúrgico FRENTE