El que hoy escribe, minero de profesión, pero sobre todo de corazón, fue testigo de eventos que han lastimado a la minería, y hoy tengo a bien contar tres hechos que se resumen en “huelgas para beneficio personal”. Me refiero a los paros estallados el 30 de julio de 2007 en las secciones 17 de Taxco, Guerrero; 65 de Cananea, Sonora; y la 201 de Sombrerete, Zacatecas; por capricho y cinismo de Napoleón Gómez Urrutia.

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