“No firmen nada”, nos dijo al llamarnos desde Vancouver, Canadá. Fue así como en 10 minutos el entonces prófugo de la justicia, Napoleón Gómez Urrutia, tumbó la negociación que sostuvimos por semanas con las autoridades de la Secretaría del Trabajo y la empresa para levantar las huelgas de Cananea, Sombrerete y Taxco, mismas que estalló coordinadamente para ahorcar a la empresa y así lucrar y obtener beneficio propio.

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