Napillo no se cansa de evidenciar que no es minero y que sólo es un impostor que vive a todos lujos del esfuerzo y sudor de los trabajadores, y es que ahora resulta que se enojó porque la reforma a la Ley Minera impulsada por su partido no fue tan voraz como él esperaba e incluso advierte que desde el Senado impulsará cambios; patadas de ahogado, dirían por ahí, ya que los tiempos no le dan.

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