No una consigna de lucha ni una frase de reivindicación obrera, sino lo que Napoleón Gómez Urrutia, Napillo, siempre trae en la mente es sacar y sacar dinero a los mineros. A cada rato nos decía: “Sindicato pobre, es un pobre sindicato”, para justificar los incrementos que hacía a la cuota y de infinidad de cobros que imponía a cada rato sobre la nómina de los compañeros. A 20 años de distancia lo sigue haciendo.
Pero como todo, su avaricia y su hambre por seguir exprimiendo a los mineros se ha arranciado hasta llegar al límite de sentirse con la autoridad de indicarles en qué gastar su salario y en qué no. Así sucedió hace unos días en una asamblea que realizó, y es que si bien nunca se le ve en las plantas y mucho menos en las minas, sí tiene tiempo para juntarse con algunos mineros para exigirles a todas las secciones que paguen, por ejemplo, la cuota de resistencia.
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